Experta opina sobre los beneficios de utilizar bolsas biodegradables

29 · abril · 2010

De acuerdo a estadísticas, se reparten mensualmente unos 200 millones de bolsas en el comercio con fines de embalaje de mercaderías en Chile, las cuales tardan entre 400 y 500 años en degradarse.

A raíz del proyecto de ley que busca reemplazar las bolsas plásticas no biodegradables por otras que sí lo sean, enviado en el mes de marzo a la Cámara de Diputados, la docente del Departamento de Química y Medio Ambiente de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María, Evelyn Alfaro, explica los principales puntos que se deben considerar en relación a los empaques.

Las bolsas de plástico que hoy se entregan al comprar los distintos productos en un supermercado están hechas en base a una combinación de polietileno de baja densidad (LDPE) y de alta densidad (HDPE) que demoran en degradarse en un promedio de 450 años.

En este sentido, las nuevas bolsas biodegradables contienen un importante aditivo oxidante que acelera el proceso de degradación, hecho que permite la reincorporación al ecosistema en el ínfimo período de dos años.

Según la docente de la USM, la gran cantidad de bolsas utilizadas en la actualidad “terminarán inevitablemente en ríos, mar, otros ecosistemas, y sólo algunas, el lugar de disposición de residuos sólidos urbanos debidamente autorizados”. 

“Debido a la masividad de este tipo de material, presente prácticamente en cada hogar de nuestro país, y a la gran cantidad en que se encuentran, es que esta medida (el proyecto del ley en cuestión) resulta ser muy apropiada para estos tiempos, incluso, debimos imitar a otros países que la instauraron hace bastante tiempo”, asegura Alfaro.

Factores a considerar

De acuerdo a las consideraciones entregadas por la profesora de la USM tal como lo expresa el proyecto de ley, las bolsas con aditivo biodegradable deberán contener en un lugar visible una leyenda impresa que indique que “el productor, distribuidor y/o vendedor ha obtenido la certificación correspondiente”.

Lo anterior implica varios cambios tecnológicos para las industrias que elaboran las bolsas. Entre ellas destaca la etapa del mezclado, el tratamiento corona y la impresión.

La primera de ellas es indispensable, ya que el aditivo oxo-biodegradable se agrega entre un 1 y 2% a la mezcla de polímeros. Debido a la baja concentración del aditivo, se requiere de un mezclado mucho más prolijo que asegure la correcta homogeneización de las meterías primas.

Por otra parte, el tratamiento de corona corresponde a la oxidación superficial del material que busca preparar la bolsa para el estampado. Debido a que la ley lo exige, la leyenda que exprese la certificación debe ser resistente y duradera, sin que se desprenda por roce.

Finalmente, la impresión con la nueva ley es fundamental. Todo empaque que cumpla con este propósito deberá estar correctamente estampado.

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